Eligiendo el camino de la vida: La santidad explicada
La belleza de la santidad
Si alguien pudiera visualizar su camino por la vida, vería dos caminos. Estos caminos simbolizan las sendas de la vida y la muerte. Un camino trae bendiciones, mientras que el otro conduce a la maldición.
- Proverbios 14:12 (Reina-Valera 1960) Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte.
- Deuteronomio 30:19 Hoy pongo por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra, de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoged, pues, la vida, para que viváis tú y tu descendencia.
EL VIAJE DE LA VIDA
Dios desea que disfrutemos de una vida abundante y emocionante mientras nos dirigimos hacia la eternidad.
Moisés eligió el camino de la santidad en lugar de una aventura de placeres pasajeros.
- Hebreos 11:25 Por la fe, Moisés, cuando ya era adulto, rehusó ser llamado hijo de la hija del faraón, prefiriendo sufrir aflicción con el pueblo de Dios antes que gozar de los placeres pasajeros del pecado.
Dios nos capacita a cada uno de nosotros para ser transformados cada vez más a la imagen de Jesús a medida que vencemos la naturaleza pecaminosa.
- 2 Corintios 4:4 (Reina Valera 1960) En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
La imagen de Dios solo puede reflejarse a través del Espíritu de Dios obrando en su pueblo.
- 1 Pedro 1:15 Pero así como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.
- Efesios 4:24 Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en justicia y santidad verdadera.
- Hebreos 12:14 Buscad la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Una hermosa forma de vida
La santidad es una hermosa forma de vida que garantiza la protección y las bendiciones de Dios frente a los principales enemigos del alma.
Pecar es desviarse del camino, o del propósito para el cual Dios nos creó.
- Salmos 29:2 Dad a Jehová la gloria que merece su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.
PERFECCIONANDO LA SANTIDAD
Cuando Dios llena a una persona con su Espíritu Santo, esta recibe una naturaleza santa. La santidad no proviene de las obras humanas, sino del Espíritu Santo de Dios.
- Romanos 8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
- Juan 1:13 Los que nacieron, no de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.
Una persona debe someterse al Espíritu Santo.
- Salmos 101:3
- No pondré delante de mis ojos cosa injusta.
- Aborrezco la obra de los que se desvían;
- Ninguno de ellos se acercará a mí.
- 1 Tesalonicenses 5:22
- Absténganse de toda apariencia de mal.
Si lo hacemos, Dios nos lo ha prometido:
- 2 Corintios 5:17 (Reina Valera 1960) De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas.
Creciendo en el Señor
- A medida que la nueva persona crece en el conocimiento de la voluntad de Dios, también crece en su capacidad para reconocer las actividades y actitudes que pueden poner en peligro su nueva vida con Cristo.
- La vida cristiana no se rige únicamente por la pregunta de si algo es pecado o no, sino por si dañará la imagen de Cristo.
- La pregunta ya no es: ¿Qué tengo que hacer?
- Ahora es:
- ¿Qué quiere Jesús que haga?
- ¿Cómo puedo agradarle? ¿Cómo puedo acercarme más a Él?
- ¿Cómo puedo parecerme más a Él?
- Ahora es:
El Cristo Preocupado
Cristo no impone su amor a nadie. Él desea tener la oportunidad de mostrar lo grande que es. Creará un corazón nuevo en todos aquellos que respondan a su llamado.
- Jesús no quiere que ninguno de nosotros perezca.
- Ni siquiera los ángeles comprenden la salvación.
- 1 Pedro 1:12 A ellos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, ministraban estas cosas, las cuales ahora les han sido anunciadas por quienes les predicaron el evangelio con el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas que los ángeles anhelan contemplar.
- Juan 3:15-16 Para que todo aquel que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.